domingo, 4 de septiembre de 2011

Una noche

Cálida como de verano se presentaba aquella noche, era oscura y en el cementerio se oían los frondosos árboles agitarse con el leve aire.Las hojas caían despacio con delicadeza sobre las lápidas que reposaban bajo la luna llena de un color plateado. Yo, erguido en medio de aquel lúgubre pero hermoso lugar contemplaba todo cuanto ocurría, escuchaba todo cuanto sonase, pero no era nada.
Con mis ojos cerrados podía aun así ver lo que tenía delante y también detrás, y todo era hermoso.Había ardillas que recorrían veloces las ramas de los grandes árboles, y cuervos que graznaban, posados sobre las tumbas. No me esperaba que aquella noche sucediese nada fuera de lo normal, pero sucedió.
Como de costumbre, yo estaba de pie, justo en el punto central de aquel misterioso lugar, cuando de repente la verja de la puerta principal rechinó, se abrió despacio, casi con cautela, de detrás suya apareció la punta de un zapato negro, cubierto casi por completo por un largo vestido del mismo color, aunque era de noche pude ver que era de algún material aparentemente suave, terciopelo tal vez.La verja se cerró con la misma cautela que cuando había sido abierta, una muchacha con un ramo de rosas rojas permanecía parada, ante el inmenso cementerio, lúgubre y hermoso, aunque a ella parecía asustarla, a mi me encantaba estar allí. Empezó a caminar, despacio mirando de vez en cuando hacía los lados, parecía estar buscando algo, no, a alguien, buscaba la tumba de alguien.Justo delante mía se detuvo, en la tumba de un hombre anciano en cuyo epitafio podía leerse buen padre, marido y soldado, y también habían puesto RIP en su forma extensa Requiescat In Pace pues aquel hombre, según había oído a sus visitantes otras veces , había sido un gran amante de las lenguas muertas.
La muchacha llevaba una capucha la cual al agacharse para depositar las rosas rojas se le deslizó por la cabeza hacia atrás dejando ver un cabello largo ondulado y rojizo. Incluso bajo el reflejo de la plateada luna podía verse claramente que aquel cabello era de un tono anaranjado intenso con un brillo sobrenatural, o al menos eso me pareció a mi desde el angulo en el que la estaba mirando.
Estaba mirándola tan ensimismado el rojo cabello que no me di cuenta de que la joven había empezado a llorar, no era un llanto desconsolado, si no todo lo contrario, a pesar de estar sola en el cementerio lloraba como si no quisiese que nadie la viese, como si se sintiese observada y la diese vergüenza llorar ante los recuerdos de cientos de personas, o ante las sombras de aquella noche tranquila. Quise acercarme a ella, secarla las lagrimas de si rostro pálido y abrazarla, pero no podía, moverme me era imposible.
Durante un momento maravilloso me había sentido vivo, pero la dura realidad me invadió cuando al intentar moverme recordé que era un ángel, un viejo ángel de piedra alzado en el centro del cementerio para guardar las almas que allí habitaban.
Ella se fue, dejó las rosas y se volvió a colocar la capucha sobre el rojo pelo.Cerró la verja tras de si, dejándola igual que su llegada. Si hubiera podido habría llorado pero de mis ojos no salió nada.
Aquella hermosa muchacha volvía cada semana, con un ramo de rosas rojas nuevo y cada semana la frustración y la pena volvían a invadirme al verla llorar y al dejarla marchar sin ni siquiera poder decirla nada, ni una mísera palabra. Mi corazon decía siempre te amo y a la vez decia adios.

7 comentarios:

  1. Irene esta genial esta historia, aunque espero que el pobre ángel encuentre una forma de acercarse a la chica pero esta muy bien la historia no desperdicies esa imaginacion tan prodigiosa que tienes jeje xD

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  2. de nada irene, es la verdad es una historia muy buena

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  3. Sencillamente es un texto muy bueno, como ya he dicho hace un escaso lapso de tiempo. Has recreado aquel breve texto de formidable manera. Sabes cómo mantener la expectación y la intriga en el lector y describes muy bien la atmósfera(aunque algún sinónimo nunca está de más), centrándote incluso en los pequeños detalles. Me ha encantado.

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  4. jajaja vale profe ;) me encanta jajaja tu comentaria Ana graciaaas!!!

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  5. Cuanto amor se denota por la pobre lengua latina, LENGUA MUERTA, suena casi ofensivo jejejeje, me gusta mucho.! (Casi,casi me engancha más que Crónicas Vampíricas....uuiihhs!, pero lo sigo,lo sigo)

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  6. Hola de nuevo. Muy bonito, Irene. Me recuerdo a un microrrelato de Luis Eduardo Zúñiga titulado "La prisionera". Búscalo en Internet, te gustará.

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