Corres, hace frío, el viento te hiela la cara, no puedes avanzar, el fuerte aire te retiene. Bajas la cabeza, no te sirve de nada, el viento te sigue azotando fuertemente.
Te paras, das dos pasos atrás pues el aire puede contigo. Te miras las manos, están pálidas por el frío. Las uñas están dejando su color natural por uno violáceo. Miras al frente, el mismo camino de siempre te resulta extraño, caminas, ahora despacio, recuerdas cosas, números, se te hace un nudo la garganta, la cabeza te arde en la zona de los ojos.
Quieres llorar, no puedes, sientes que el frío te podría congelar las lágrimas.
Sigues tus mismas huellas de todos los días aunque no las ves.
La fina hierba se hunde bajo tus pies una vez más, notas algo extraño en tus pisadas. Cuando hundes las botas en el frío suelo oyes como algo cruje.
Hay hielo, miras el paisaje y te das cuenta de que ha nevado. ¿En qué estás pensando? Has salido de casa hace rato y no te habías enterado de que había nieve. Tienes la cabeza en otro mundo, no eres consciente de qué o quiénes te rodean.
Te paras, vas a llorar, seguro, casi notas caer las lágrimas por tu cara, el nudo en la garganta no te deja tragar saliva. Miras al cielo, un pequeño y solitario copo de nieve te cae en la mejilla, está muy frío, congelado.
Hace rato que ignoras el aire. Caminas de nuevo, ya has llegado...... El instituto